El olivo, traído a estos confines del Mediterráneo por
los Fenicios, quizás, hacia el siglo XI a.d.c. alcanzo su apogeo ya
en el dominio de Roma, en su rica provincia de la Bética (aproximadamente la
actual Comunidad autónoma de Andalucía). La fortaleza romana ayer, como hoy
(somos Roma) hizo preferido el tributo en especie: en oleum de Aurgi. De todos
es conocida la colina del Testaccio, en Roma, hecha de los restos de las
ánforas del aceite andaluz, para mayor encanto del Imperium.
Hoy como ayer –nada nuevo bajo el sol- la calidad
de vida se busca y se encuentra en este líquido sagrado que es el aceite
de oliva.
Nuestras posibilidades de búsqueda no llegan tan
lejos pero nos consta fehacientemente que nuestros propios antepasados directos
cultivaron el olivo hacia 1.650, los padres de los tatarabuelos de
nuestro Gabriel Sagra Morante, Miguel S. Sagra e Inés de Rivera en
el Villarejo de Santisteban del Puerto (http://gabrielsagra.blogspot.com/2010/12/miguel-sanchez-sagra-e-ines-de-rivera.html).
Hoy se distinguen los aceites de oliva y se
diferencia exclusivamente uno como el producto estrella -gama alta- por sus
propiedades organolépticas y por su contenido de ácidos grasos libres. Un
aceite que se produce directamente de estrujar la aceituna de mejor calidad. El
producto summun del olivo: el aceite de oliva virgen extra.
Retrocediendo en el tiempo este año 2011
descendiente de esos Sagra, Maria Dolores Sagra Bautista, ha elaborado
un virgen extra bajo su marca “Nobleza del Sur”, de una calidad superior
de unas propiedades organolépticas excepcionales y de una calificación en cata
altísima que ha supuesto la distinción “Jaén Selección 2011”.
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Imagenes
del folleto promocional de Jaen Seleccion 2011 de la Excma.
Diputación Provincial de Jaén.